Desde el principio, el trabajo es la condición indispensable para salir del infierno de la calle: eso no ha cambiado. Al lado de este vertedero donde pudrían familias enteras, había una colina: un lugar de miseria porque desde 1985 las autoridades amontonaban personas viviendo en la calle. Bajo cartonés, tablas vivían hombres, mujeres, niños buscando comida en basuras. Miseria frecuentaba miseria.
¿Qué hacer para esas personas cuando lo único que se puede ofrecer es empatía, amor y su servicio? Es la colina que dio trabajo. Con el Padre, familias empezaron a romper piedras de la colina para fabricar morillos y gravillas que revendieran. Un trabajo en cantera es muy duro pero digno.
Esta cantera hoy permite a 720 personas de trabajar. No trabajan para la Asociación pero para construir el pueblo. En efecto los morillos, gravillas y adoquines que rompan sirven a construir carreteras y casas del pueblo de AKAMASAO. Los pobres construyen su pueblo.
Otros talleres de trabajo existen en la Asociación pero siempre con la misma filosofía por eso el taller de metálico-soldadura-electricidad fábrica, entre otros, postes de hormigón que instalan electricidad en los pueblos. 30 personas trabajan en este taller.
El taller de carpintería, que cuenta 26 ebanistas, forma también jóvenes para fabricar camas, muebles de casa y mesa-banco para las escuelas de AKAMASOA.
Del mismo modo, son los habitantes de AKAMASOA que son albañiles y carpinteros o sea 820 personas que construyen casas para las nuevas familias.
104 personas trabajan para mantener los jardines, árboles y viveros.
Al final son 3046 personas en 2014, hombres y mujeres de AKAMASOA que obraron para construir AMAKASOA.